Return to Topic >>

12. La vida cristiana

Oración de apertura: Señor Dios, Padre celestial, te doy gracias por todo lo que has hecho y haces por mí, y te pido que me enseñes a vivir cada día conforme a tu voluntad, y en servicio a quienes me rodean. En el nombre de Jesús. Amén.

La vida con Dios es maravillosa. Él promete estar con nosotros siempre, en cada momento y situación que nos toca vivir. Su Palabra nos enseña y bendice, y sus sacramentos nos ofrecen el perdón que se puede saborear y palpar. Habiendo "nacido de nuevo", gustosamente le dedicamos nuestra vida entera a Cristo, pero no para ganar su favor, sino porque ya lo tenemos.


12.1 ¿Significa esto que no voy a tener más problemas ni desafíos?
La Biblia deja en claro que no debemos esperar que nuestras vidas sean siempre tranquilas y fáciles. Todo lo contrario: en todas las épocas, los cristianos a menudo han sufrido persecución por causa de sus creencias. Pablo así se lo advirtió a la iglesia en Tesalónica, cuando escribió:


El mismo Jesús les señaló a sus discípulos que esperaran persecución en su nombre:


Sin embargo, ninguno de estos retos se puede comparar con la alegría que experimentamos cuando confiamos en Dios, tanto en esta vida como para la venidera. A través de su Palabra Dios nos da sentido, propósito, paz y consuelo, y a través de la fe tenemos la esperanza segura en la vida eterna.


12.2 Entonces, ¿cuál es mi papel en el Reino de Dios?
Antes de ascender al cielo, Jesús nos dejó lo que hoy conocemos como la Gran Comisión, o sea, instrucciones de difundir su Evangelio a todas las naciones.


Esto tiene sentido para pastores, maestros y misioneros, pero ¿qué pasa con el resto de las personas? No siempre es fácil para un mecánico compartir las Buenas Nuevas de Cristo mientras le arregla su automóvil. Sin embargo, nuestra ocupación no debe impedirnos desempeñar nuestra vocación de acuerdo a las habilidades que Dios nos ha dado. Como cristianos cumplimos con el mandato de la Gran Comisión cuando aprovechamos cada oportunidad que tenemos para dar testimonio de nuestra fe.


Si está casado, ame a su cónyuge como Dios le ama a usted. Si tiene un negocio sea honesto, honrando así a Dios. Toda ayuda o servicio voluntario que preste, hágalo de corazón y con amor, así como Jesús se entregó por amor a nosotros. De esta forma, los demás verán a Cristo en su vida y también le buscarán.


12.3 ¿Qué papel juega la oración?
La oración es uno de los mayores dones que Dios nos ha dado. A través de ella tenemos acceso inmediato a él, ya sea con palabras como con el pensamiento. En cualquier momento del día o de la noche podemos dirigirnos a Dios, y siempre lo encontraremos listo para recibir nuestra alabanza, para compartir nuestras alegrías, para escuchar nuestros lamentos y para respondernos en cada situación. ¡Qué increíble es que Dios, el Creador del universo, nos ame tanto como para invitarnos a que nos acerquemos a él en cualquier momento!



12.4 ¿Por qué debemos orar?
Debemos orar porque Dios así lo quiere.


Jesús no sólo nos dio instrucciones sobre cómo debemos orar (ver Lucas 11:1-13), sino que también nos enseñó cómo hacerlo, e incluso lo demostró en su propia vida. La respuesta de Jesús a los discípulos, en Lucas 11, es la base del Padre Nuestro, oración muy conocida por nosotros. Pero las oraciones formales de la iglesia no son la única forma de oración que podemos ofrecer.


12.5 ¿Es obligación asistir a la iglesia?
Hay veces en que puede haber razones legítimas por las cuales no podemos asistir a la iglesia un domingo determinado. Pero Dios reservó un mandamiento específico que requiere la adoración semanal:


En realidad, si el asistir a la iglesia significa entrar en la presencia del Señor para alabarle y recibir sus dones a través de la lectura de su Palabra, la confesión y absolución de los pecados, el bautismo y la Santa Comunión, todo compartido con otros hermanos en la fe, no debería haber razón por la cual a un cristiano no le guste o interese hacerlo. En la Biblia se nos exhorta a que lo hagamos, con las siguientes palabras:



12.6 ¿Qué son las buenas obras?
Las buenas obras son todas esas cosas que los creyentes piensan, dicen y hacen como resultado de su fe en Cristo. Son acciones que se realizan para el bien de los demás y la gloria de Dios. No se hacen para gloria y honor de nosotros mismos sino que, con nuestros corazones puestos en Dios y su voluntad para nuestras vidas, nos sentimos impulsados a servirle a él a través del servicio a los demás.


12.7 ¿Tengo que realizar buenas obras?
¿Hacer buenas obras para ganar nuestra salvación? ¡Por supuesto que no! Las obras no pueden salvarnos, ni tampoco asegurarnos un lugar en el cielo. Escribiendo a los creyentes en Éfeso, Pablo deja esto muy claro:


12.8 Si las buenas obras no me salvan, ¿por qué hacerlas?
El hecho de que nuestra salvación no esté determinada por la cantidad de buenas acciones que realizamos a diario, durante la semana o anualmente, no significa que debamos descuidar de hacer el bien. Lo que sucede es que la fe que tenemos en Cristo nos llena de tanto amor y gratitud que, en respuesta al inmenso amor y bendiciones que recibimos de Dios, no podemos dejar de hacer obras buenas.


La Biblia también dice que, quienes realicen buenas obras, también recibirán grandes bendiciones.


Como Jesús mostró, cuando caminamos cerca de nuestro Dios, no siempre vamos a notar las buenas acciones que estamos realizando. Pero Dios se acuerda de todas y cada una de ellas.


Oración final: Señor Jesús, te pido que me perdones todos mis pecados, y me ayudes a amarte con todas mis fuerzas, y a mi prójimo como a mí mismo. Amén.